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10 de enero de 2016

Domingo 10 de Enero de 2.016

Evangelio:

San Lucas 3, 15-16.21-22

Predicación del Bautista

Luk 3:15 Hallándose el pueblo en ansiosa expectación y pensando todos entre sí si sería Juan el Mesías,
Luk 3:16 Juan respondió a todos diciendo: «Yo os bautizo en agua, pero llegando está otro más fuerte que yo, a quien no soy digno de soltarle la correa de las sandalias: Él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego».
Luk 3:21 Aconteció, pues, cuando todo el pueblo se bautizaba, que, bautizado Jesús y orando, se abrió el cielo
Luk 3:22 y descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como paloma, sobre Él, y se dejó oír del cielo una voz: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.”

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Predicación del Bautista

Dios Padre se complace en la obediencia, en la humildad.

Jesús, Dios Hijo, nuestro modelo a imitar, obedeció en todo a Dios Padre; Jesús es el Hijo humilde que, con esta verdad impresa en su obediencia hasta las máximas consecuencias, todo para ser fiel al Padre Dios, humildemente, obra las maravillas más grandes que jamás se han visto en la historia de la humanidad. Su humildad nos redimió y nos salva.

¿Te imaginas lo que puede llegar a hacer Dios Padre con tu humildad en tu obediencia fiel a tu misión? ¿Te puedes llegar a imaginar por un momento lo que puede llegar a pasar en la historia si tú eres humilde en cumplir la obediencia como hizo Jesucristo? Sí, ¡claro!, habrá una cruz esperándote a ti, para que la cargues, como hizo Él, nuestro modelo: Dios mismo. Y Él, siendo Dios, ¡qué humilde es y fue! Ya empezó su vida en una cueva, ni casa tuvo para nacer; luego salir hacia otro país como un emigrante, y luego regresar. Y hoy día todo pide tener una vida equilibrada para ser personas “como hay que ser”. Hoy en día hay que programarlo todo, tener el futuro y el presente estable antes de dar vida a un alma que Dios quiere que pase las pruebas para ir a Él. Que de eso va la vida: de pasar pruebas para ir a Dios. Los hijos, no son tuyos: son de Dios. Tú no puedes darles vida si Dios no lo permite. ¿Cuántos hay que quieren tener hijos y no los tienen? Esa es la prueba de que es Dios quien permite, quien da el visto bueno, acoplándose a las leyes de la naturaleza, como hace siempre, pero también, siendo Dios, hace milagros, y muchos padres de la historia que se relaciona con Dios, no podían tener hijos y por su Voluntad los tuvieron; porque Dios es así: es Dios.

El evangelio de hoy, es para que os deis cuenta de que tú, de que tú y tus hijos, sois de Dios, para Dios. Así que, sabiendo esto, primero ten hijos, y segundo déjales cumplir con su misión. Hay muchas almas que padecen en el Purgatorio porque no dejaron a sus hijos seguir con su misión: conocer, amar y servir a Dios. Y tú, hijo amado del Padre, cumple con tu misión; así tus padres no pasarán más penas en el Purgatorio, por lo menos, las que pasarían por haberte hecho desistir de tu misión, estas no van a pasarlas, y tú tampoco las pasarás por haber cumplido con la libertad de Dios. ¡Nadie hay más importante que Dios! ¡¡Nadie!!

P. Jesús

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