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8 de septiembre de 2016

Jueves 8 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 1, 1-2.15-16.18-23

¿De dónde vienes tú?

Mat 1:1 Genealogía de Jesucristo; hijo de David, hijo de Abraham:
Mat 1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos;
Mat 1:15 Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob,
Mat 1:16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Mat 1:18 La concepción de Jesucristo fue así: Estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen, se halló haber concebido María del Espíritu Santo.
Mat 1:19 José, su esposo, siendo justo, no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto.
Mat 1:20 Mientras reflexionaba sobre esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Mat 1:21 Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados».
Mat 1:22 Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había anunciado por el profeta que dice:
Mat 1:23 “He aquí que la Virgen concebirá y parirá un hijo, Y le pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir “Dios con nosotros”.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿De dónde vienes tú?

Cambia tu manera de ver la vida tuya y busca la verdad. Tú vienes de un lugar espiritual para pasar las vivencias del cuerpo y regresar a la espiritualidad de vivir sin el cuerpo, pero por las obras que con este cuerpo hayas efectuado, tendrás un mejor lugar en la eternidad, en el “siempre”, donde ya nunca más tendrás que pasar por el sufrimiento, si aquí en la vida, has sufrido y resistido en hacer el bien y lo bueno, en no devolver jamás mal por bien, ni mal por mal.

La prueba de la fe, es vivir haciendo el bien; ¡puedes!

¿Tú crees que podrías vivir haciendo más bien del que ya haces?; sí, sé que podrías, con Dios podrías; entonces, puedes.

La Virgen María, madre de Jesús, Dios, pudo hacer el bien siempre, por ser plena de Gracia; y la Gracia la puedes conseguir tú, sí, tú, yendo a confesarte y a comulgar. Este método de vida plena, la vida de la Gracia santificante, está a tu alcance, gracias a la Virgen María, que no la perdió ni un día, que la mantuvo siempre, y por eso fue la Madre de Dios, y es tu madre porque Dios Hijo te la entregó.

Hoy en día, que tantos hijos son abandonados por uno de los dos padres, al romperse el vínculo que los unió en la creación del hijo, hoy en día, que tantos están solos, acudid a la Madre de Dios, porque Ella es de tu familia, ¡es tu madre!; y si la aceptas como tal, entonces vives en paz y amor y alegría.

Conozco a una buena familia, a la cual, el padre biológico de los primeros hijos que tuvo la madre, los abandonó a su suerte después de mucho maltrato por parte suya, tanto verbal como físico y moral; además, carecía de espiritualidad y no tenía buenas costumbres…; pasaron los años, y esta madre, con sus hijitos, oraba frecuentemente por hallar un buen padre, ¡como San José!, para formar así una familia, porque no es una familia en pleno, si no hay padre y madre para unos hijos que crecen, necesitados del afecto de los progenitores y de sus hermanos. Dios, que siempre oye el deseo de los corazones, les entregó, vía Divina Providencia, este padre que deseaban, anhelaban y querían; y fueron felices y vivieron con alegría, pero los enemigos de la dicha ajena, los envidiosos, empezaron a buscar defectos en los que apoyarse para destruir la felicidad de unos seres excepcionales, y hallaron la debilidad en algunos componentes de la familia, que anhelaban el dinero más que vivir la fe; y ya sabéis que no se puede amar a Dios y al dinero a la vez. Entonces, todo cambió en esta maravillosa familia, porque algunos olvidaron la dicha de las relaciones familiares, y en su corazón desearon las cosas que se compran con dinero, sólo con dinero, e instigados por Satanás, dos de los mayores, regresaron a su padre biológico, que los había abandonado totalmente de pequeños, después de haberles maltratado; con el dinero de él y de la familia, que les dieron para renunciar a los años de dicha, en la libertad de ser amados de verdad y dentro de todas las limitaciones personales y familiares, sobre todo cuando la familia es muy numerosa, yendo contra los padres y para hacer felices a los malos, denunciaron por demencia a los padres que los alimentaron de pequeños, tanto física como espiritualmente, y los llevaron a los tribunales; durante años, estuvieron luchando por culpa de esos desagradecidos hijos que, cayendo, en vez de levantarse, pedir perdón y aceptar la reconciliación, por orgullo, prosiguieron con sus denuncias para que nadie pudiera llamarlos malos hijos; incluso hicieron saber su nuevo apellido, el del padre biológico, cuando habían sido adoptados legalmente por ese “San José”, que Dios, en su bondad, les concedió. Querían que realmente se volvieran locos de sufrimiento, los que los educaron y cuidaron en su niñez, juventud y madurez. Les faltaba humildad, pero a pesar de haberse unido a los que envidiaban a la familia para ir contra ellos, sus éxitos no fueron los esperados, es más, ayudaron a toda la familia fiel, a la santidad, a la unión, a hacer grandes cosas para evangelizar, para dar a conocer el Evangelio de la fe.

¿Trabajó en vano este padre de familia para mantener a sus hijos, a los que adoptó y tuvo a su cargo por 22 años?… Sus esfuerzos físicos y mentales, toda labor de sus manos, fue, sirvió, para alimentar a su prole, para darles, además de un buen ejemplo, su sustento; pero fue apuñalado por dos de los que salvó en su niñez, y que prefirieron, además de denunciarlo por loco a él y a su esposa y madre de los dos, prefirieron el dinero del padre biológico, que por no alimentarlos a ellos, ni de pequeños ni de mayores, pudo hacer su negocio y prosperar en la vida, cuando el padre adoptivo, todo lo gastó en el alimento y el vestido, y luego, por no tener dinero, fue repudiado por ellos. ¡Malos!

¿Os imagináis a San José, maltratado por Jesús, denunciado por Jesús, ante la ley civil, como loco; locos él y su mujer, María, por la fe?… Pues eso pasa hoy en día. Y ¿qué hacen esos esposos?; os lo diré: propagan el Evangelio de la fe.

Todos los que hacen grandes cosas por Dios, son muy perseguidos, porque el maligno no quiere testimonios de fe. Yo os iré contando historias que sé, para que esas historias os maravillen y os hagan ver que hay gente buena, a pesar de los malos, a pesar de sus propias limitaciones, pero que, como tú, persiguen la santidad. Mañana os contaré otra historia para ayudar a vuestra bendita fe.

Hay personas maravillosas que saben bien de dónde vienen, de Dios. Forman parte de la Sagrada Familia, como tú y como yo.

P. Jesús

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