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17 de agosto de 2017

Jueves 17 de Agosto de 2.017

 Evangelio:

San Mateo 18, 21-30.32-35

Pide perdón y a la vez, perdona tú a otros

Mat 18:21 Se acercó Pedro a Jesús y le preguntó: «Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si peca contra mí? ¿Hasta siete veces?».
Mat 18:22 Dícele Jesús: «No digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Mat 18:23 Por eso se asemeja el Reino de los Cielos a un rey que quiso tomar cuentas a sus siervos.
Mat 18:24 Al comenzar a tomarlas, se le presentó uno que le debía diez mil talentos.
Mat 18:25 Como no tenía con qué pagar, mandó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía y saldar la deuda.
Mat 18:26 Entonces el siervo, cayendo de hinojos, dijo: «Señor, dame espera y te lo pagaré todo».
Mat 18:27 Compadecido el señor del siervo aquel, le despidió, condonándole la deuda.
Mat 18:28 En saliendo de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándole, le ahogaba diciendo: «Paga lo que debes».
Mat 18:29 De hinojos le suplicaba a su compañero, diciendo: «Dame espera y te pagaré».
Mat 18:30 Pero él se negó, y le hizo encerrar en la prisión hasta que pagara la deuda.
Mat 18:32 Entonces hízole llamar el señor, y le dijo: «Mal siervo, te condoné yo toda la deuda porque me lo suplicaste.
Mat 18:33 ¿No era, pues, justo que tuvieses tú compasión de tu compañero, como la tuve yo de ti?».
Mat 18:34 E irritado, le entregó a los torturadores hasta que pagase toda la deuda.
Mat 18:35 Así hará con vosotros mi Padre celestial si no perdonare cada uno a su hermano de todo corazón».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Pide perdón y a la vez, perdona tú a otros

Vemos en la historia del Evangelio de hoy, que al protagonista no le costó pedir perdón; era tan grande su deuda, que solamente podía ser zanjada por el perdón de su acreedor, y no teniendo más opción que ésta, pidió perdón; y pienso, que quizás lo hizo de corazón, pidió perdón de corazón, porque sabía lo que le podía esperar a él y a su familia, de no ser perdonado. Esta misma persona que pidió perdón, y creemos que lo hizo humildemente, esta misma persona, en poco tiempo, al encontrarse con un deudor suyo, cambió su corazón, lo llenó de ira y venganza, y exigió, de muy malas maneras, el pago que este deudor le debía; y por no poder pagarle el deudor, el personaje de nuestra historia, quiso encerrarlo en la cárcel a él y a su familia; ¿es que tenía dos corazones?, ¿es que tenía dos voluntades?, ¿es que tenía dos maneras de ver la vida, una para que le perdonasen a él, y otra para no perdonar él a los demás?

No puede ser esto, amigos, lo que no quieras para ti, no lo desees ni lo hagas a nadie, porque hay un Creador en el Cielo, un Dios que todo lo ve, y puede apartar su bendición de ti, por tú no bendecir a los demás; y entonces, tú, sin la bendición de Dios, puedes caer en manos de usureros, de gente sin escrúpulos ni moral, que pueden hacerte mucho daño a ti y a tu familia. Ten en cuenta mis palabras, y te mando un abrazo bien sincero. ¡Ánimo, no es tarde para empezar de nuevo!

Recuerda: lo que no quieras para ti, no lo quieras ni lo des a los demás, por favor, por caridad.

P. Jesús

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