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7 de noviembre de 2016

Lunes 7 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 17, 1-6

Los escándalos, hay

Luk 17:1 Dijo Jesús a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos; sin embargo, ¡ay de aquel por quien vengan!»
Luk 17:2 Mejor le fuera que le atasen al cuello una rueda de molino y le arrojasen al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Luk 17:3 Mirad por vosotros. Si peca tu hermano contra ti corrígele, y si se arrepiente, perdónale.
Luk 17:4 Si siete veces peca al día contra ti y siete veces se vuelve a ti diciéndote: “Me arrepiento”, le perdonarás».
Luk 17:5 Dijeron los apóstoles al Señor: «Acrecienta nuestra fe».
Luk 17:6 Dijo el Señor: «Si tuvierais fe tanta como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro: «Desarraígate y trasplántate en el mar», y él os obedecería».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los escándalos, hay

Una de las cosas que hacen los consagrados, es evitar escándalos, por eso, el bien debe ser la máxima del día, cada día.

Un consagrado, no puede hacer daño a nadie, porque es escándalo hacer perder la fe.

Un consagrado, tiene en cuenta los medios, tanto como el buen fin, porque ¿de qué le sirve ganar al mundo, si pierde su alma?; y las almas se pierden por los malos hábitos, por las habladurías, por la prepotencia, por creerse santo, sólo por ser consagrado. ¡Que no!, que el sólo consagrarse, no da la salvación; es más, algunos consagrados, son peores que los diablos. Lo he dicho y escrito está, y se va a quedar.

¡Cuántas almas consagradas, por el bien de sus deseos, hacen mal y escandalizan a los niños! ¡Demasiados! Porque algunos, buscan los resultados, no dan tiempo a Dios, a que Dios toque los corazones; se creen algunos, que por ser consagrados, ¡son dioses!, y no es así; todos sabemos que sólo hay un Dios, Jesús, que callando, murió por todos los que aceptan ser pecadores y se arrepienten de todo mal, y yéndose a confesar, hacen el bien, negándose a sí mismos sus deseos o ventajas, para servir a la Iglesia santa, la que lleva en su corazón a la Virgen, Inmaculada Concepción.

Tú, consagrado-a, haz las cosas bien y ¡medita!, porque no todo lo que brilla es oro, como no todo lo que te piden que hagas por obediencia, es bueno para Dios. Lo bueno, está escrito en los diez mandamientos de la Ley de Dios; los intereses del grupo, pueden ser muy buenos, o no… porque Satanás tienta a todos; incluso hubo un Papa, que dijo que dentro de la Iglesia Santa, estaba Satanás haciendo de las suyas, así que, ya sabes lo que quiero decir, y es lo que te digo: Dios es el primero y el único en tu vida, y su deseo es que cumplas con los diez mandamientos y que uses de los sacramentos. ¡Ánimo con ello!

Sé que se te están aclarando muchas cosas, y estando éstas claras, te preguntas una y otra vez, si tú, por tu cuenta, puedes consagrarte, puedes ser un consagrado; pues, ¡claro que sí!, sólo hace falta tu promesa, que puedes hacerla, sea en una Iglesia delante del Sagrario, sea en tu lecho, acostado, mientras estás sufriendo tanto, sea durante una romería, hecha para alabar a la Virgen María. Tú puedes hacer con tu vida, lo que quieras, y sobre todo, cosas buenas; en ellas, la mano de Dios y su Providencia, estará siempre presente.

Decide, piensa; ¿quieres hacer una promesa a Dios? ¿Quieres hacer voto de obediencia a su Voluntad?… ¡Ya me dirás!…

Sigamos aprendiendo lo que es ser un consagrado.

P. Jesús

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