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6 de diciembre de 2016

Martes 6 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 18, 12-14

La oveja descarriada

Mat 18:12 Dijo Jesús a sus discípulos: «¿Qué os parece? Si uno tiene cien ovejas y se le extravía una, ¿no dejará en el monte las noventa y nueve e irá en busca de la extraviada?
Mat 18:13 Y si logra hallarla, cierto que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Mat 18:14 Así os digo: En verdad que no es voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que se pierda ni uno solo de estos pequeñuelos».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La oveja descarriada

Algunos se van de la Iglesia porque desean prosperar en la vida, y les parece más fácil, prosperar con trampas y maldades, que haciendo el bien siempre, como pide Dios, Jesús, a sus discípulos. Y tú, ¿qué crees?

¡Vaya, vaya, vaya…! dices que no crees que uno pueda ganar dinero honradamente.

Eso es lo que pasa siempre que se habla de dinero, que se cree que es el peligro “number one”, número uno. Pues no. El peligro es el corazón del hombre, ese cúmulo de sentimientos y revoltijo de deseos, que pueden manipular tu corazón, que tendría que estar lleno de amor a Dios; ése es el peligro, poner el corazón en lo superfluo, hacer las cosas, no por Dios, como hay que hacerlas TODAS, sino por otras intenciones que quitan el protagonismo a Dios mismo, poniendo, en vez de a Dios, como centro de la vida de la persona, al dinero, al éxito, al poder. ¿Qué dinero, qué éxito, qué poder? ¿No ves que todo esto, si es para ti mismo, se acaba?; en cambio, si todo lo haces por Dios, y Dios es eterno, entonces nunca acabará lo que hagas en nombre de Dios, y por y para el bien de los demás.

Hay que domesticar a este tonto corazón que, un día sí y el otro también, te está traicionando, te hace perder la fe, el respeto a ti mismo y, ¡lo que es peor!, la vida eterna al lado de Cristo, tu Señor. Y, ¿adónde irás sin Jesús?; sólo Dios tiene palabras de vida eterna. ¡Ya lo sabes! Soy sacerdote, y te aviso, te cuento y te quiero al lado de Cristo; y claro que también te quiero mucho. ¿Y tú a mí? Di que sí, di que sí. Y siendo así, créete todo lo que te digo, y vive para Dios. Anda, digamos el acto de contrición… Señor mío Jesucristo…, que te está haciendo falta un poco más de oración y meditación de la misma, que no tanta telenovela barata. Cierra el televisor, y reza conmigo a Dios, Nuestro Señor, Jesucristo.

Venga, empecemos los dos a una, mi querido compañero, hijo de Dios, Uno y Trino.

ACTO DE CONTRICION 

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, 
Creador, Padre y Redentor mío, 
por ser Vos quien sois, bondad infinita,
y por que os amo sobre todas las cosas, 
me pesa de todo corazón, haberos ofendido; 
también me pesa, porque podéis castigarme con
las penas del infierno. 
Animado con tu divina gracia, 
propongo firmemente 
nunca mas pecar, confesarme 
y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, 
para el perdón de mis pecados. Amén

(Fuente: corazones.org )

¿Ves cómo esta oración, es la que hoy necesitabas rezar?. Lo sé, lo sé; te conozco bien. Eres un buen discípulo de Cristo, ¡eres mi amigo!; y los dos, somos hijos de Dios. Di que sí, di que sí.

P. Jesús

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