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5 de noviembre de 2016

Sábado 5 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 16, 9-15

Y tú; ¿eres fiel en lo poco?

Luk 16:9 Dijo Jesús a sus discípulos: «Con las riquezas injustas haceos amigos, para que, cuando éstas falten, os reciban en los eternos tabernáculos.
Luk 16:10 El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho: y el que en lo poco es infiel, también es infiel en lo mucho.
Luk 16:11 Si vosotros, pues, no sois fieles en las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas?
Luk 16:12 Y si en lo ajeno no sois fieles, ¿quién os dará lo vuestro?
Luk 16:13 Ningún criado puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».
Luk 16:14 Oían estas cosas los fariseos, que son avaros, y se mofaban de Él.
Luk 16:15 Y Jesús les dijo: «Vosotros pretendéis pasar por justos ante los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es para los hombres estimable, es abominable ante Dios».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Y tú; ¿eres fiel en lo poco?

Vamos a ver, ¿qué tienes tú que no tenga otro?; en eso debes serle fiel a Dios, en tus talentos personales, propios de ti mismo, de ti misma. Yo sé que tú podrías hacer más de lo que haces por Dios, pero te entretienes con muchas cosas que otros pueden hacer, mientras que tú, después de cumplir con tu deber, puedes hacer extras para Dios.

Eso hace el consagrado, trabajo extra para Dios. Deja cosas lícitas, que ocupan la vida, para entregar su vida al servicio de Dios, ayudando a otros, orando por otros, sirviendo a otros, y eso, estando cansado de una labor diaria, que a otros, ya de por sí, les cansa, pero a ti, no; a ti, que tu corazón lo tienes lleno del amor a Dios, tú, aunque estés físicamente cansado, sigues haciendo tu labor de apostolado, con el ejemplo de tu vida, para que tus hijos, tu esposa, tus familiares y amigos, se sientan servidos por Dios.

Dicen de ti, que eres un ángel, porque no discutes ni riñes, no criticas ni te enfadas, todo lo aceptas como algo providencial, y en vez de llorar, o mientras lloras, vas pasando las cuentas del rosario, pidiendo la ayuda, por la intercesión de tus súplicas a Dios, de su Madre, la Virgen María.

La vida para los consagrados, es más difícil, pero, ¿y qué?, alguien tiene que dar a Dios, lo que es de Dios; ¡tú!

¡Anímate a rendir más que muchos!, y hazlo todo por amor a Dios.

Dios confía en ti. ¡Que sí!

P. Jesús

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