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4 de junio de 2016

Sábado 4 de Junio de 2.016

Evangelio:

San Lucas 2, 41-51

El niño Jesús en el templo

Luk 2:41 Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Luk 2:42 Cuando Jesús era ya de doce años, al subir sus padres, según el rito festivo,
Luk 2:43 y volverse ellos, acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo echasen de ver.
Luk 2:44 Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Buscáronle entre parientes y conocidos,
Luk 2:45 y al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en busca suya.
Luk 2:46 Y al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.
Luk 2:47 Cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas.
Luk 2:48 Cuando sus padres le vieron, se maravillaron, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote».
Luk 2:49 Y les dijo: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?»
Luk 2:50 Ellos no entendieron lo que les decía.
Luk 2:51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre guardaba todo esto en su corazón.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El niño Jesús en el templo

Y tú sin querer volver a la Iglesia. Y tú sin querer volver al templo.

Sí, parece que te oigo en tus lamentos. ¡Los sacerdotes católicos son todos…!

Te lo diré yo, que lo soy…

Los sacerdotes católicos son como tú, algunos son como tú, por desgracia, que os marcháis de Casa, y a veces, lo peor, sin iros del templo.

¡A mí no me da miedo la verdad! Yo sigo a la Verdad, la Vida y el Camino.

¿Te apuntas? ¿Vienes con Cristo?

¡Vámonos pues al templo! Recemos ante el Altar, ante el Sagrario, ante la Virgen del Pilar. ¿Que no sabes que la Virgen María, mientras vivía, se presentó ante Santiago, cuando no podía más, en un pilar, en Zaragoza, España? Y ahora quiere entrar con su pilar en tu corazón, para que la tengas por encima de otros amores, de otras personas.

Dale la bienvenida a la Virgen María, y que Ella, encima de su pilar, resida en tu corazón, sea el centro de tu vida. ¡Dile sí a la Madre de Dios! ¡Dile sí a María!, el mismo sí que Ella dio a Dios, ese sí de la fe. Al decirle sí a María, se lo dices a Dios, porque Jesús es Dios y es de María, la Reina de la Victoria.

Dile sí al Amor.

P. Jesús

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