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4 de julio de 2017

Martes 4 de Julio de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 8, 23-27

La naturaleza

Mat 8:23 Cuando Jesús hubo subido a la barca, le siguieron sus discípulos.
Mat 8:24 Se produjo en el mar una agitación grande, tal que las olas cubrían la barca; pero Él, entre tanto, dormía,
Mat 8:25 y, acercándose, le despertaron, diciendo: «Señor, sálvanos, que perecemos».
Mat 8:26 Él les dijo: «¿Por qué teméis, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.
Mat 8:27 Los hombres se maravillaban y decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La naturaleza

¿Por qué la naturaleza obedece a Dios, Jesús, cuando la increpó?; porque Él, Dios, es el creador de ella, y ella lo reconoce y se somete a su voz, ¡El Verbo!; el Verbo habló, y la naturaleza creó.

Cuando tú hablas con un hijo que no se porta bien, que se desencamina de la doctrina católica, la que tiene la fe y las llaves del Cielo, cuando esto ocurre, y él, el hijo, no te hace caso, siendo de tu naturaleza, habiéndole dado vida junto a tu cónyuge, ¿qué pasa?; ¿por qué no te obedece este hijo, siendo parte de tu naturaleza humana, salido de tu carne y la de tu cónyuge?; pues resulta que, aún siendo tú su padre, su madre, no es tuyo, no lo creaste tú con tu cónyuge, sino que es de Dios, como lo eres tú y todo lo que existe, porque la vida viene de Dios.

Cuando tengas problemas con un hijo, sí, háblale, pero también mientras tanto, dale buen ejemplo, y sobre todo, acude a Dios, a Jesús, ¡el Verbo!, porque habla, y toda naturaleza le obedece cuando la increpa; aunque las personas son libres, pero la voz de Dios, el Creador, siempre resuena en el corazón de tu hijo, porque tu hijo fue creado por Dios, como tú mismo-a.

La oración y el ejemplo, junto a palabras de bien, hacen más bien que muchos discursos; enseñan a vuestros hijos a discernir el bien del mal; enseñadles a amar el bien, a hacer el bien, y recompensadlos con una sonrisa de aliento, cada vez que es bueno, porque las sonrisas de los padres ante un bien que los hijos han hecho, tienen el poder de que ellos querrán, necesitarán, desearán y obrarán, para obtener de ellos la sonrisa que les dan cada vez que hacen o dicen algo bueno. ¡Haced el bien, vosotros que sois buenos!

Os quiero mucho, yo, este sacerdote que os habla del Amor de Dios que ama a todos, malos y buenos, y que sonríe a los que se portan bien, porque está contento, y su sonrisa anima a los buenos a ser mejores cada día.

¡A ver quién hace sonreír más a Dios!, el que más obras buenas de amor haga, hoy y siempre. ¡Preparados, Listos! ¡¡Yaaaa!! La bondad está de moda.

P. Jesús

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