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30 de noviembre de 2017

Jueves 30 de Noviembre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 4, 18-22

Dos hermanos que trabajaban juntos: Simón y Andrés

Mat 4:18 Caminando Jesús, junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que se llamaba Pedro, y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores;
Mat 4:19 y les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Mat 4:20 Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron.
Mat 4:21 Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca, con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó.
Mat 4:22 Ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron. 

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dos hermanos que trabajaban juntos: Simón y Andrés

“Uno será tomado y el otro dejado”, pero muchos hermanos, muchísimos, están unidos por la fe en Cristo Rey, y obran lo mismo, igual. Simón, llamado por Dios, Jesús, «Pedro», y Andrés, eran pescadores y hermanos, trabajaban en lo mismo, y Dios, Jesús, los llamó a los dos, a ambos, el mismo día y a la misma hora. Los padres de Pedro y Andrés, eran personas de fe y buenas costumbres; los enseñaron, los prepararon, con sus virtudes, para ser apóstoles de Dios. ¡Eran muy trabajadores!; todos los santos son muy trabajadores, humanamente muy trabajadores, porque a este mundo se ha venido a trabajar y no a holgazanear.

Aunque no encuentres trabajo remunerado, hay muchas cosas por hacer, aunque sea sin cobrar, y siempre ayudando a la familia, a los hermanos. El ocioso se llena de impureza, de malos pensamientos contra los demás, y todo esto aparta de la santidad. Trabaja en algo, sea o no sea cobrando. Ingéniatelas para servir. Pocos pueden estar todo el día orando, sólo los místicos, y no hay tantos, más bien, la santidad está en el trabajo cotidiano, en hacerlo y hacerlo bien, ofreciéndolo, todo él, a Dios, en reparación de los pecados del mundo, porque por el pecado de Adán, Dios le pidió que trabajara y, con el sudor de su frente, alimentara a su esposa e hijos de los dos; que la mujer pariría con dolor; y los hijos dan eso, muchos dolores a las madres, pero es por el pecado que tiene que ser reparado, aceptando los dolores de los hijos, del trabajo, y en esto se santifican las personas. 

Sí, los solteros también tienen que trabajar, porque Dios, Jesús, siendo soltero, trabajó de carpintero; esto os lo enseñó Dios, Jesús, con su ejemplo. ¡Buen ejemplo, es el trabajo bien hecho, y hecho por amor a Dios!, POR CARIDAD.

¡Trabaja!

P. Jesús

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