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3 de septiembre de 2016

Sábado 3 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 6, 1-5

Sobre la observancia del sábado

Luk 6:1 Aconteció que un sábado, atravesando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, y, frotándolas con las manos, las comían.
Luk 6:2 Algunos fariseos dijeron: «¿Cómo hacéis lo que no está permitido en sábado?».
Luk 6:3 Jesús les respondió: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y sus acompañantes?
Luk 6:4 ¿Cómo entró en la casa de Dios y, tomando los panes de la proposición, comió y dio a los que venían con él, siendo así que no es lícito comerlos sino sólo a los sacerdotes?».
Luk 6:5 Y les dijo: «Dueño es del sábado el Hijo del hombre».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Sobre la observancia del sábado

Cuando hay hambre, hay que comer. Y, ¿quién no tiene hambre de bondad, de Dios, que es la Suma Bondad? Tú, que estás cansado, que te sientes triste y abatido, que no sabes cómo «salir de ésta», tú necesitas comer el Pan de la Eucaristía. Te lo digo de verdad, amigo-a, sin alimento, no vas a poder seguir viviendo bien mucho tiempo; quizás eres joven y tienes esperanzas en este mundo maravilloso, que sabes bien que tendría que ser así la realidad de la vida, pero, con los años, ¡oh, amigo!, con los años, te darás cuenta de que la vida te necesita, que los demás, sin ti, no hacen gran cosa, que van perdidos, ¡como tú!, y, cuando te unas a los que quieren hacer algo más que ser espectadores de una realidad que no les gusta, cuando te des cuenta de que sí, de que sí puedes hacer algo más de lo que no haces, ni has hecho jamás, para cambiar este viejo mundo, entonces, amigo mío, amiga mía, mis queridos y amados hermanos en Cristo, entonces, algo cambiará en tu vida, en tu mundo, y ese algo eres tú. ¡Fantástico! Cuando te des cuenta, tengas la edad que tengas, de que formas parte del mundo, por mucho que a veces alguien te haya dicho que no sirves para nada, o lo hayas pensado tú mismo, sin ser cierto, te digo, que como discípulo de Cristo, PUEDES CAMBIAR EL MUNDO, ¡ya lo creo que sí! Y empieza hoy mismo, empieza ahora mismo, rezando conmigo: “Padre, perdónanos porque no sabemos lo que hacemos”. ¿Ves? El mundo ya está cambiando; por esa oración, el mundo ya es mejor, tú eres mejor, porque aceptas tus errores y los de los demás. Y aceptando la realidad, sabiendo la realidad, se puede luego hacer planes concretos de mejoras. Porque, vamos a ver, una vez que has reconocido que en muchas cosas no sabes lo que has hecho, y lo has hecho mal, y por eso tienes que decirle al Padre Dios que te perdone,  entonces, sabes bien una cosa cierta, que en muchas cosas has obrado por ignorancia, porque no sabes lo que has hecho, pero lo has hecho, y como tú, otros, todos, todos caen en hacer muchas cosas sin saber, porque realmente las hicieron sin saber las consecuencias de sus actos, y en esto, en saber que no se sabe, hay la oportunidad de aprender, y te digo: la Iglesia sabe; aprende de los santos, ellos saben, ellos llegaron a Mejor Vida, ya en esta vida, y esto te interesa, te interesa vivir bien, y se vive bien, unido a Dios, por recibirle en la Comunión. Sólo se vive bien, en la mejor compañía, en compañía de Dios, que es el Sumo Bien y te ayuda a hacer el bien, a cambiar el mundo. Amén.

P. Jesús

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