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29 de mayo de 2018

Martes 29 de Mayo de 2.018

Tiempo Ordinario /8º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 10, 28-31

Recompensa de los que a todo renuncian por Cristo

28Pedro entonces comenzó a decirle (a Jesús): Pues nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido. 29Respondió Jesús: En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos por amor de mí y del Evangelio, 30no reciba el céntuplo ahora en este tiempo en casas, hermanos, hermanas, madre e hijos y campos, con persecuciones, y la vida eterna en el siglo venidero, 31y muchos primeros serán los últimos, y los últimos los primeros.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Recompensa de los que a todo renuncian por Cristo

Tú, seas quien seas, debes dejar toda maldad, todo vicio y egoísmo, por tu propio bien, que es tu santidad, esa santidad que sólo Dios puede darte. Y, aunque estés casado, tú puedes, debes ser santo. Así que, hijo mío, hija mía, deja que este sacerdote te acompañe por los caminos de la vida; permíteme ir contigo, y juntos, tú y yo, unidos al Señor y a la Señora, Reina de Cielos y tierra, María, seamos de los listos, de los que apostamos, renunciando a todo, para salvarnos.

Te espero en el confesonario. ¡Ahí empieza todo!

Límpiate de todo pecado y dame la mano: ¡Arriba! Yo no voy a soltarte; estoy unido a Dios Padre. Unámonos al Papa, y renunciando a todo, vayamos en busca de la recompensa de esta Nueva Tierra, por los siglos de los siglos. ¿Te imaginas lo felices que vamos a ser eternamente con Dios y María? También con los justos y los santos. ¡Qué gozada! No pararemos de ser felices mientras vivamos, y vamos a vivir eternamente; así que: ¡seremos felices para siempre!

¿Quién más se apunta al plan de Dios: la salvación? ¿tú?, ¿y tú?… Vamos a ser muchos, ya lo estoy viendo… ¡Cómo vamos a disfrutar del Cielo Eterno! Según parece, allí hay todo lo más hermoso: está la Virgen María, lo más hermoso que tenemos los que vivimos la fe, la Mujer vestida de sol y que tiene la luna bajo sus pies; y tú y yo somos sus rosas, esas que Ella ama y cuida y protege de todo mal.

¡Ven!… Ven tú también, ven, que vamos a ser muchos los que vamos a renunciar a todo por Cristo.

Y dile a ése, y al otro… ¡que vengan! Ellos también pueden venir, deben venir, han de venir.

Vamos cantando canciones a María, la Mujer que nos precedió en su “Sí”.

¡Alegría! El Cielo Eterno es nuestro, ¡Vamos a resucitar después de morir!

P. Jesús

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