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27 de mayo de 2018

Domingo 27 de Mayo de 2.018

Tiempo Ordinario /8º – Solemnidad de la Santísima Trinidad

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 28, 16-20

El poder de Jesús, es todo el poder de Dios

16Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado, 17y, viéndole, se postraron; aunque algunos vacilaron. 18Y, acercándose Jesús, les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; 19id, pues; enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,20enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El poder de Jesús, es todo el poder de Dios

Dijo Jesús, una vez resucitado: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra…»

¿Quién tiene el poder en este mundo? –Jesús.

¿Quién tiene el poder de darte el Cielo eterno? –Jesús.

Entonces, ¿a quién necesitas en tu vida para tener alegrías? –A Jesús.

No necesitas de nadie más que de Jesús, y cumplir con lo que Jesús enseñó cuando, viviendo en el mundo, predicó la buena nueva, ¡el evangelio!

No tienes que venderte a nadie, ni tienes que ir contra Dios; puedes ser un perfecto cristiano católico, para que el poder que tiene Jesús, lo puedas sentir y vivir en ti. Pide a Jesús y cumple con todo lo que dijo; lee el Evangelio de la fe, esta fe que te da la dignidad de una verdadera libertad, la libertad de obrar bien, siempre bien, pase lo que pase, te hagan lo que te hagan, digan de ti lo que digan; tú, ¡espera!, porque verás cómo el poder de Jesús es el verdadero poder.

¡Alegría!

La alegría de la fe.

La alegría de perseverar en tus obras de fe.

¡Adelante! Y perdona, perdona al vencido por tu flagrante victoria a su maldad contigo. Perdona para que se arrepienta, llore sus desdichas y tenga fuerzas para soportar la crueldad de los mundanos, que han visto esta pelea de su perversión, y la inocencia en tu silencio. Te costó callar, pero así no has pecado, no como otros, que hablaron tanto, y la sentencia definitiva les hace callar y bajar la cabeza, y aprender de los humildes, de los que, siendo víctimas, llevaron la cruz con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado. ¡Que aprendan de vosotros!, los santos, los que dejan que Dios les haga santos, cumpliendo con todo lo que pidió Jesús.

¡Alegría!

P. Jesús

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