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27 de mayo de 2016

Viernes 27 de Mayo de 2.016

Evangelio:

San Marcos 11, 11-25

No comercialices con tu fe

Mar 11:11 Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén en el Templo; y después de observar todo atentamente, como ya era hora tardía, salió para Betania con los doce.
Mar 11:12 Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre.
Mar 11:13 Viendo de lejos una higuera que tenía hojas, se acercó por si encontraba algo en ella, pero cuando llegó no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Mar 11:14 Y la increpó: «Que nunca jamás coma nadie fruto de ti». Y sus discípulos lo estaban escuchando.
Mar 11:15 Llegaron a Jerusalén. Y, entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas.
Mar 11:16 Y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
Mar 11:17 Y les enseñaba diciendo: «¿No está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones»? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de ladrones».
Mar 11:18 Lo oyeron los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y buscaban el modo de acabar con él; pues le temían, ya que toda la muchedumbre quedaba admirada de su enseñanza.
Mar 11:19 Y al atardecer salieron de la ciudad.
Mar 11:20 Por la mañana, al pasar, vieron que la higuera se había secado de raíz.
Mar 11:21 Y acordándose Pedro, le dijo: «Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Mar 11:22 Jesús les contestó: «Tened fe en Dios.
Mar 11:23 En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: «Arráncate y échate al mar», sin dudar en su corazón, sino creyendo que se hará lo que dice, le será concedido.
Mar 11:24 Por tanto os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo recibisteis y se os concederá.
Mar 11:25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad si tenéis algo contra alguno, a fin de que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

No comercialices con tu fe

Hoy, siguen tántos haciendo dinero con las cosas de Dios; pocos hay que tengan un Portal o Web Católica, sin pedir donaciones, o ponen anuncios, que incluso son contrarios a la fe, porque el dinero corrompe las intenciones. Por eso sigo con los de CatholicosOnline, porque ellos no piden, sino que dan dinero de sus trabajos para pagar todos los gastos de la Web, y además ponen horas diarias de labor, con tal de dar gloria a Dios. Decir la verdad, no es hacer propaganda, sino que es dar a conocer lo que hay, lo que es, y lo que habrá: unas personas, una familia dispuesta a dar y darse; pero no es mérito suyo, sino que el mérito todo es de Dios mismo, que ha tocado sus corazones, por sus oraciones y con su voluntad, que también es obra de Dios; la voluntad es cosa que viene del Cielo, es un regalo de Dios para quien está dispuesto a ser su fiel y buen instrumento. Dios, lo que hace, es que las cosas laborales de los que le ayudan desinteresadamente, les vayan bien y mejor, porque Dios tiene interés en que se propague la fe.

Tú ayuda a Dios, y verás cómo Dios te compensa, también económicamente. Aprende de los de CatholicosOnline. Sé que ellos no querrán que se publique esto, pero yo sí que quiero.

Y ahora vamos de lleno a lo que nos interesa, el tema que ayer dejé para hoy, y era sobre la deuda que tienes contraída con Dios, por la que eres salvado, por la que debes ser feliz de saberte tan amado, que, ¡hasta la misma muerte!, llegó la voluntad de Dios, de Jesús, el bebé que nació en Belén, en una mugrosa cueva, para que tú, a su vida y voluntad, digas “amén”.

Digamos, todos juntos y unidos a Cristo: “amén”.

“¡Amén, Padre, por darnos a tu Hijo Unigénito, para que Él quisiera salvar al mundo!; y quiso salvarlo, y lo salva, y hay alegría en el Cielo por el pecador que se arrepiente. ¡Aleluya! Padre, es grande nuestra alegría, la del cristiano, la del hijo de María, la Madre de Dios, que llora por ver la miseria humana que avanza en este mundo cruel, y que lleva sus víctimas a la depresión, llegando al suicidio, por su falta de fe, sin saber, o sabiendo, que Dios los ama”.

Hijo de Dios, hijo-a mío-a, Dios te ama, ¿entiendes?, ¿comprendes?… Si dieras valor al amor con que Dios te ama, aceptarías su amor y vivirías para darlo a conocer.

Propaga la fe, ¡y gratis!

Vive la fe, ¡por caridad!

Renuncia al mal, por el Sumo Bien, que es Dios, Dios que tanto te ama.

No comercialices con la palabra de Dios; trabaja de otra cosa, y evangeliza. Dios hará que las cosas te vayan bien, y mejor, y podrás avanzar en la fe y en la caridad. Ten esperanza, porque Dios cumplió con su deber, llegando a dar la vida por ti, ¡por ti!, y puede darte todo lo que le pidas; pero únete a Él, deja el pecado, y vive la caridad; haz una buena labor con las obras de tus manos, y Dios hará que recibas de Él, por mediación de los hombres, mucho más que lo que tú podrías vender al servicio de tu fe. No hagas mal y haz el bien, por amor al que te Ama. Paga a Dios el haber dado, entregado, su vida por ti, haciendo todo lo que hagas por amor a Él, poniendo tus cinco sentidos en todo lo que haces, y haciéndolo bien, y mejor cada día; que demuestres en tu persona, que eres templo de Dios. ¡No comercialices tu persona!, entrégate a Dios y haz bien toda tu labor. ¡Se lo debes a Dios!, porque Jesús, que es Dios, entregó su vida, por ti. ¡Ámale sobre todas las cosas y personas!

Dios te ama.

P. Jesús

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