Saltar al contenido

25 de mayo de 2016

Miércoles 25 de Mayo de 2.016

Evangelio:

San Marcos 10, 33-35.37-45

La alegría de los hijos

Mar 10:33 Jesús dijo a los Doce: «He aquí que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles,
Mar 10:34 y se burlarán de Él y le escupirán, y le azotarán y le darán muerte, pero a los tres días resucitará».
Mar 10:35 Se acercaron Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, diciéndole: «Maestro, queremos que nos hagas lo que vamos a pedirte».
Mar 10:37 Ellos le dijeron: «Que nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu gloria».
Mar 10:38 Jesús les respondió: «¡No sabéis lo que pedís! ¿Podréis beber el cáliz que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo he de ser bautizado?»
Mar 10:39 Le contestaron: «Sí que podemos». Les dijo Jesús: «El cáliz que yo he de beber, lo beberéis, y con el bautismo con que yo he de ser bautizado, seréis bautizados vosotros;
Mar 10:40 pero sentaros a mi diestra o a mi siniestra, no me toca a mí dároslo, sino que es para aquellos para quienes está preparado».
Mar 10:41 Los diez, oyendo esto, se enojaron contra Santiago y Juan;
Mar 10:42 pero, llamándolos Jesús a sí, les dijo: «Ya sabéis cómo los que en las naciones son príncipes las gobiernan con imperio, y sus grandes ejercen poder sobre ellas.
Mar 10:43 No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor;
Mar 10:44 y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos,
Mar 10:45 pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida para redención de muchos».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La alegría de los hijos

El Hijo del Hombre vino al mundo y se quedó en el mundo, viviendo físicamente en la Sagrada Hostia Consagrada. ¡Esta es la fe! ¡Este es el Evangelio de la fe!, la alegría de proclamar al mundo que Cristo vive en ti, sin tú decir nada, sólo viviendo humildemente la fe, ¡la fe verdadera! Esto es la felicidad, mis queridos amigos; yo lo di todo, todo por ella, y no hay que ser como los hijos de Zebedeo, sino que hay que ganarse cada uno el Cielo.

¡Venga!, ¡ven!, ¡vamos, amigo-a! Dios está vivo, y tú sin tener alegría, pero… pero, ¿de qué va tu fe?…, ¿del saldo del Banco?, no, tu fe no puede regirse por lo que tienes o quieres tener, tu fe debe verse en las obras de la misma, porque la alegría y el pago de Dios, vienen por tu santa labor. ¿Por qué Dios no puede pagar económicamente tu santidad a través de otros que utilizan tus servicios, y recibes dinero?; pero claro, ¡hay que trabajar!; ¡haz algo!, si no puedes hacer un trabajo de éxito social, empieza otra vez con un trabajo sencillo, con cuidar de lo tuyo. ¿No será que debes ayudar a tu padre en sus asuntos?, ¿quizás te necesita y no quiere pedirte que le ayudes?; una temporada en tu casa te irá bien, ve, ayuda a tus mayores en lo que puedas, quizás la caridad de los que están cerca de tu infancia, necesitan de ti; hay pobres en todas partes, pero los asuntos de la familia son de prioridad. ¿Quién más pobre que un padre que se hace anciano y no tiene de nadie que le eche una mano? Haz cosas gratis por tu padre, porque hoy está y mañana no estará; luego llorarás por tu soberbia, por tu egoísmo, por tu falta de caridad. ¡Sé el mayor en tu casa!, sé el mayor en mortificarte, en vivir la misericordia; quizás todas tus cosas cambien si regresas al hogar.

Vive la alegría de hacer feliz a tus padres, que ya son mayores. ¡Va!

P. Jesús

© copyright