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25 de abril de 2018

Miércoles 25 de Abril de 2.018

Tiempo Pascual /4º – Fiesta de San Marcos, Evangelista

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 16, 15-20

Id por todo el mundo

(Se le apareció Jesús a los Once): 15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. 16El que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere, se condenará. 17A los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, 18tomarán en las manos las serpientes, y, si bebieren ponzoña, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos se encontrarán bien. 19El Señor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios. 20Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Id por todo el mundo

Ve, ve, y allí donde vayas, con tu vida, da testimonio del Evangelio.

Sé una persona agradable, ¡y más que esto!, ten caridad con todos; es decir, todo lo que hagas y digas, hazlo y dilo pensando en agradar a Dios, en hacer feliz a Dios, que ama a todos, a malos y buenos. Así que tú, domina tu inclinación natural de aborrecer al mal, porque todos aborrecen al mal, aunque lo hagan; nadie quiere que a él le hagan mal; todos quieren que a ellos todo les vaya bien y todos les traten bien; nadie quiere que otros le hagan daño, ¡NADIE!, ¡ni tú!

Por eso, no hagas a otros lo que no quisieras que otros te hicieran, y hazlo todo pensando en que se lo haces a Dios. Ve en todo rostro, a ese Dios, quizás escondido por la ignorancia, por la incredulidad, por la maldad, pero tú ve en todos, ¡en todos!, el rostro de Cristo, y por Cristo, dales a todos, lo que le darías a Él, a Dios, y que quede como algo íntimo entre tú y Él, ¡Dios!

Y Dios, que ve en lo oculto, te premiará en tu corazón, porque tendrás alegrías en tu corazón, porque sólo te da la verdadera felicidad, el contenido de tu corazón; y si en él, en tu corazón, está Dios, tú serás inmensamente feliz al hacer feliz a Dios, que vive en tu corazón, por las obras que das a todos, haciendo el bien sin mirar a quien y viendo en todos el rostro de Jesús, Dios.

Amén.

P. Jesús

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