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23 de septiembre de 2016

Viernes 23 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 9, 18-22

Y tú, ¿quieres saber?

Luk 9:18 Aconteció que, orando Jesús a solas, estaban con Él sus discípulos, a los cuales preguntó: «¿Quién dicen las muchedumbres que soy yo?».
Luk 9:19 Respondiendo ellos, le dijeron: «Juan Bautista; otros, Elías; otros, que uno de los antiguos profetas ha resucitado».
Luk 9:20 Díjoles Él: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». Respondiendo Pedro, dijo: «El Cristo de Dios».
Luk 9:21 Él les prohibió decir esto a nadie. Añadió:
Luk 9:22 «Es preciso que el Hijo del hombre padezca mucho y que sea rechazado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y sea muerto y resucite al tercer día».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Y tú, ¿quieres saber?

Desde la Cruz, Dios Hijo, amarrado a ella por los clavos, y coronado con espinas, le dice Jesús, Dios, a San Juan, que acepte a su Madre, la Virgen María, por madre suya, como madre suya; y a la Virgen María, su Madre, le dice que acepte a San Juan, como hijo suyo; pienso yo, creo yo, que en ese momento, nació la Iglesia Católica, con los lazos de amor y de unión entre su Madre, la Virgen María y San Juan apóstol, ¡el único que estuvo a su lado, por cuidar de María!; porque todos los hombres se hacen fuertes, son fuertes, al lado de la Madre de Dios. ¿Por qué creéis que San José, el padre adoptivo de Dios Hijo, fue tan fuerte?, sí, por María, por su esposa, la Virgen María, la Madre de Dios. Y a ti te lo digo, a ti, seas sacerdote, seas obispo o cardenal, seas laico consagrado, seas bautizado católico o no lo seas, ¡o seas el Papa Francisco!, a ti, a ti te digo que necesitas de la Virgen María, porque Ella, Ella es la elegida de Dios, y esto no es cualquier cosa, esto ¡es la unión con Dios, Uno y Trino!, que viene por María, que existe POR MARÍA; sin María, la Iglesia no existiría. María es la clave, y Jesús es la llave; y el Papa es quien dirige la Iglesia Santa, siempre el Papa, y quien no esté con él, no está con Dios.

Quiero hablarte de María, deseo y te pido que la conozcas, que pienses en Ella, que medites en Ella, que reflexiones y le entregues tu corazón, y Ella, ¡bendita sea!, lo llenará de Dios, porque es la Esposa de Dios, es la Hija de Dios, es la MADRE DE DIOS.

Fíjate bien, pon atención, por María, Dios se hace hombre, y Jesús, que es su nombre, es Dios y hombre verdadero. Y por María, Jesús, Dios Hijo, la entrega a su apóstol fiel, a su seguidor incondicional; y es entonces María, el lugar de unión entre el hombre y Dios; Dios, con su permiso, el de Ella, la hizo su Madre, y con el permiso de Ella, la hizo Madre de Juan el Apóstol, MADRE DE LOS FIELES, MADRE DE LA IGLESIA, ¡MADRE TUYA!

Entérate de la Verdad, María no es sólo la Madre de Dios y Madre de Juan el Apóstol, María contiene a la Iglesia, porque la Iglesia es el Cuerpo Místico de Dios Hijo, Jesús, y estuvo en el vientre de la Virgen María; allí se formaron sus Huesos y se hizo su Sangre, la misma que contiene la Eucaristía, el Cuerpo de Jesús, hecho, salido, del cuerpo de María; la Sangre de Jesús, la misma que de María, Todo Jesús; humano, por la humanidad de María, y divino, por ser Dios e Hijo de Dios.

Y tú, aceptando a María por Madre, la dejas entrar en tu corazón, y Ella te ama con el mismo amor que ama a Dios, a Jesús, su Hijo divino y humano; y Ella une a todos en su amor, amándola, nosotros a Ella, libremente, y consecuentemente, sabiendo que Ella es la Madre de Dios y Madre nuestra. ¿No te da alegría tener la misma Madre que Dios tiene?

Ponte alegre, que mañana te contaré más.

¡Alegría y paz!

P. Jesús

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