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23 de julio de 2017

Domingo 23 de Julio de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 13, 24-43

Las virtudes de la fe

Mat 13:24 Les propuso Jesús otra parábola al gentío, diciendo: «Es semejante el Reino de los Cielos a uno que sembró en su campo semilla buena.
Mat 13:25 Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se fue.
Mat 13:26 Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces apareció la cizaña.
Mat 13:27 Acercándose los criados al amo, le dijeron: «Señor, ¿no has sembrado semilla buena en tu campo? ¿De dónde viene, pues, que haya cizaña?».
Mat 13:28 Y él les contestó: «Eso es obra de un enemigo». Dijéronle: «¿Quieres que vayamos y la arranquemos?».
Mat 13:29 Y él les dijo: «No, no sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo.
Mat 13:30 Dejad que ambos crezcan hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: Tomad primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo juntarlo para guardarlo en el granero».
Mat 13:31 Otra parábola les propuso, diciendo: «Es semejante el Reino de los Cielos a un grano de mostaza que toma uno y lo siembra en su campo;
Mat 13:32 y, con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidarse en sus ramas».
Mat 13:33 Otra parábola les dijo: «Es semejante el Reino de los Cielos al fermento que una mujer escondió en tres medidas de harina hasta que todo fermenta».
Mat 13:34 Todas estas cosas dijo Jesús en parábolas a las muchedumbres, y no les hablaba nada sin parábolas,
Mat 13:35 para que se cumpliera el anuncio del profeta, que dice: “Abriré en parábolas mi boca, declararé las cosas ocultas desde la creación”.
Mat 13:36 Entonces, dejando a la muchedumbre, se vino a casa, y sus discípulos se le acercaron, diciéndole: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo».
Mat 13:37 Él, respondiendo, dijo: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
Mat 13:38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno;
Mat 13:39 el enemigo que la siembra es el demonio; la siega es la consumación del mundo; los segadores son los ángeles.
Mat 13:40 A la manera, pues, que se recoge la cizaña y se quema en el fuego, así será a la consumación del mundo.
Mat 13:41 Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles y recogerán de su Reino todos los escándalos y a todos los obradores de iniquidad,
Mat 13:42 y los arrojarán en el horno del fuego, donde habrá llanto y crujir de dientes.
Mat 13:43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Las virtudes de la fe

La fe trae consigo unas virtudes propias de ella misma, de creer; y la virtud por excelencia de la fe, es el amor, la caridad.

Y como tú no tienes fe, no vives la caridad, no sabes ni quieres perdonar ni perdonarte, aparte de ir a pedir perdón en la confesión, que puede que vayas o no, pero si vas y no perdonas, y no te perdonas, entonces, no recibes el perdón de Dios.

No son difíciles de comprender las cosas de Dios, cuando hay fe, y la fe te trae esperanza y vives la caridad, empezando por ti mismo.

Miras demasiado lo que ves que hacen los demás, que no es todo lo que hacen, lo que ves.

Obsérvate, mejor, a ti mismo-a, y verás cuánta fe te falta para vivir la verdadera comunión con Dios.

Comprendo que parece, que te pueda parecer, más fácil estar pendiente de lo que hacen los demás, de lo que dicen los demás, que de lo que haces o dices tú mismo, porque en los demás sólo es observar, analizar y sentenciar, sin pretender ayudar; es más, muchos se gozan de las debilidades, de los pecados de los demás, y su imperfección les hace sentirse mejores que ellos, y siendo mejores que ellos, que lo son muchas veces, eso los justifica a no mejorar más, a no esforzarse para ser ellos mejor y ayudar a otros, en vez de sentenciarlos y divertirse hablando o pensando en sus pecados, en lo débiles que son y en lo buenos que son ellos.

Pero, amigos míos, tan queridos todos: buenos, malos y peores; ¡que hay de peores que me leen!, y los peores son los que no quieren tener fe. Esos son los peores, aun quizás teniendo virtudes humanas, pero faltándoles la fe, la esperanza y la caridad; esos son los peores, porque ¿qué es lo peor que le pueda pasar al hombre, a la persona? No tener amor. Y los que no creen, no aceptan el Amor de Dios, y viven sin este amor con que Dios los ama y espera dárselo, darles este Amor que siente por ellos, que lo llevó a morir en la Cruz, por esos pecados de todos, también de los peores, que ni aceptan la muerte de Jesús, por y para recibir el perdón de Dios, si van a pedirlo en la confesión. Mañana hablaré de la confesión, del amor que recibes por la confesión; ahora sigo con la fe.

La fe que no se quiere, la que hace decir a los peores: “Qué me importa a mí, si existe o no Dios… yo no lo veo, no lo he visto, yo veo que la Iglesia está llena de pederastas, que sólo les interesa el dinero a estos católicos, que mira lo que me hizo este, y el otro, ¡que va de católico!…” Estas y algunas cosas, más o menos de la misma referencia, son las que dicen los peores, que no tienen fe. Y esto llena de amargura a Dios, porque Dios los ama, y le duele que no tengan fe, porque hay quien realmente no tiene fe. ¡Hay gente sin fe!, que en cuanto reciben una caricia de Dios Espíritu Santo, dicen que es la vida quien se la da; no saben de donde les viene y no saben propagarla tampoco, porque no creen en Dios, no creen que Dios pueda darles bien, porque no creen en Él; y hay gente así, sí, ¡hay!, hay gente que no tiene fe.

Hay gente que no tiene fe, porque tampoco ven tus obras de fe.

P. Jesús

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