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21 de junio de 2018

Jueves 21 de Junio de 2.018

Tiempo Ordinario /11º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 6, 7-15

Vuestro Padre sabe de qué tenéis necesidad

(Dijo Jesús a sus discípulos): 7Y orando, no seáis habladores, como los gentiles, que piensan ser escuchados por su mucho hablar. 8No os asemejéis, pues, a ellos, porque vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes que se las pidáis. 9Así, pues, habéis de orar: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; 10venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así en la tierra. 11El pan nuestro de cada día dánosle hoy, 12y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, 13y no nos pongas en tentación, mas líbranos del mal.

14Porque, si vosotros perdonáis a otros sus faltas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. 15Pero, si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros faltas.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Vuestro Padre sabe de qué tenéis necesidad

Amigo mío, perdónate, no te sientas mal por no querer seguir en el Seminario después de ser seminarista, por el tiempo que haya sido, porque has comprendido que tu vocación no es la de ser sacerdote. ¡No pasa nada!, absolutamente nada. Has probado, has comprobado por ti mismo que tus pensamientos estaban equivocados. Has aprendido mucho y sabes mucho más de Dios, de la Iglesia, y todo ello te ayuda a la santidad, a que al salir del Seminario, seas de ayuda de muchas almas como laico, te cases o no, o como religioso o consagrado; lo importante es que ¡vas para santo!

No has decepcionado a Dios, al contrario, te diste la oportunidad de saber si era esta tu vocación, ¡ser sacerdote!

¡Que nadie te impida seguir tu vida de santidad, allí donde decidas!, no hagas caso a los que no saben lo que dicen y no saben el mal que hacen, yendo contra la individualidad del ser humano. Tú, ¡tú!, sólo tú, puedes decidir qué es lo que quieres vivir en tu vida. Y también podría ser que te fueras por un tiempo y volvieras, ¿por qué no?, todo es posible en esta vida. ¡Confía en que, como dicen: todos los caminos conducen a Roma!

Te quiero mucho. Has sido capaz de probar, de comprobar si tienes vocación sacerdotal; entonces, eso es todo lo que Dios espera de ti, que no tengas miedo de enfrentarte a tu destino, sea el Seminario, sea, después de acudir a él, el no seguir. ¡Sólo los valientes se enfrentan a sí mismos y a todos los demás, llevando por bandera la libertad de su identidad, viviendo siempre la Gracia Santificante!; no renuncies a ella, por nada del mundo, ni para ser sacerdote, ni para ser laico, o padre, o religioso; seas lo que seas, sé siempre fiel a Dios, ¡a la Iglesia!, decide siempre por ti mismo, porque así lo quiere Dios, que cada quien, sea como es, que viva la fe a su manera, siempre haciendo el bien; y ¡por Dios!, perdónate. No has perdido el tiempo, ¡nada de eso!, has afrontado tus dudas y has decidido por ti mismo, como tiene que ser, porque cada quien es cada uno, y tú eres amado por Dios, ¡siempre!

Un abrazo, amigo mío, hijo legítimo de Dios, Uno y Trino.

La vida te espera fuera del Seminario, y siempre dentro de la Santa Madre Iglesia.

Te quiero, y mucho; lo sabes, sí, sé que lo sabes; has sido seminarista, me conoces bien, conoces cómo son los sacerdotes por vocación. Sigue leyéndome siempre, tengo muchas cosas maravillosas y buenas para decirte; la mejor, ¡Dios te ama!

P. Jesús

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