Lunes 2 de Febrero de 2.015
Evangelio:
San Lucas 2, 22-35.39-40 Simeón tuvo revelación del Espíritu Santo Luk 2:22 Así que se cumplieron los días de la purificación, conforme a la ley de Moisés, los padres de Jesús le llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Simeón tuvo revelación del Espíritu Santo Esperó confiadamente Simeón, que se cumpliera la revelación que del Espíritu Santo recibió, porque la paciencia y la perseverancia es probada por Dios. Ten paciencia, amigo, no te agobies queriendo que todo esté ya bien en tu vida, porque no hay en este mundo ni un día bueno para todos, siempre hay sufrimiento en algún lugar, dolor en algún corazón, y los que aman a sus semejantes como a sí mismos, estos no pueden ser felices, como manda la felicidad mundana, esa felicidad egoísta de “yo estoy bien, pues, todo va bien”; y no, no, hay gente, hermanos en la fe, que sufren; muchos no llegan a fin de mes, otros, ni a primeros de mes, pueden tener lo necesario; debemos ayudarles rezando, hay que confiar en Dios que todo lo puede, pero hay que pedírselo, Dios quiere que le tengas confianza y se lo pidas. Recuerda, tantas veces como decía Jesús: “¿qué quieres?”; no lo olvides, por favor, no olvides que Jesús, Dios Hijo, está pendiente de ti; es su manera de ser, lo estuvo y lo está, porque está vivo en la Comunión. Ve a Misa y comulga, y dile de tú a tú, lo que necesitas, pero tienes que estar limpio de pecado para poder comulgar, es necesario estar limpio de pecado para que Dios pueda entrar en ti, en el templo de tu cuerpo. Así lo quiere Él, y no cambia de parecer, digan lo que digan algunos, que no comprenden que el amor de Dios lo tienen todos, pero la unión física en la Santa y Sagrada Eucaristía, tiene que ser en sus condiciones, y es que le demuestres tú su amor a Él, librándote del pecado cometido por ti, yéndote a confesar primero, antes de ir a comulgar. No hagáis sacrilegio. La doctrina está clara, dice que para recibir a Dios, uno tiene que estar libre de pecado mortal, y los pecados son no cumplir con los diez mandamientos; tienes que saberlos, tienes que hacer examen de conciencia, y si has pecado, pide perdón a Dios, yéndote a confesar con un sacerdote católico, que tiene el deber de guardar el secreto de confesión, si no él peca contra Dios. Confía en la Iglesia Católica, que tiene las llaves del Cielo, y es este Reino de los Cielos, la tierra prometida para los vivientes que aman a Dios sobre todas las cosas y personas, y a sus semejantes como a sí mismos. Paz y bien, bondad por caridad, que la caridad es hacer las cosas, decir las cosas, por amor a Dios; y ten también humildad, sabes que necesitas de Dios, que sin su amor no vives bien, porque Dios te Ama. Mañana te lo contaré. ¡Ven mañana a leerme otra vez! Ven. P. Jesús © copyright |