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18 de marzo de 2016

Viernes 18 de Marzo de 2.016

Evangelio:

San Juan 10, 31-42

Los judíos quieren apedrear a Jesús

Joh 10:31 De nuevo los judíos trajeron piedras para apedrear a Jesús.
Joh 10:32 Jesús les respondió: «Muchas obras os he mostrado de parte de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?»
Joh 10:33 Respondiéronle los judíos: «Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces Dios».
Joh 10:34 Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra Ley: “Yo digo: dioses sois”?
Joh 10:35 Si llama dioses a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios, y la Escritura no puede fallar,
Joh 10:36 de aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo decís vosotros: “Blasfemas,” porque dije: “Soy Hijo de Dios”?
Joh 10:37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;
Joh 10:38 pero si las hago, ya que no me creéis a mí, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre está en mí, y Yo en el Padre».
Joh 10:39 De nuevo buscaban cogerle, pero Él se deslizó de entre sus manos.
Joh 10:40 Partió de nuevo al otro lado del Jordán, al sitio en que Juan había bautizado la primera vez, y permaneció allí.
Joh 10:41 Muchos venían a Él y decían: «Juan no hizo milagro alguno, pero todas cuantas cosas dijo Juan de éste eran verdaderas».
Joh 10:42 Y muchos allí creyeron en Él.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los judíos quieren apedrear a Jesús

Muchos creen en Dios, por la palabra de los santos sacerdotes, por el mismo Dios que, Amando, se revela a la persona y le ayuda en sus cosas, concede milagros y gracias especiales. Pero la fe tiene que ser viva, la fe es el amor recíproco entre Dios y tú.

Si tú correspondes al amor de Dios, entonces no sólo vivirás con palabras este amor, sino que harás obras de amor, para agradar a Dios que tanto te Ama, y tanto le amas tú.

¡Haz obras de amor a tu Amor! Sirve a los demás, porque, cuando uno ama, cuando uno está enamorado, es feliz, y siendo feliz, ama a todos, porque el amor ensancha el corazón. Y si eso ya ocurre en el amor humano, en Dios también ocurre, porque el Amor de Dios, y el tuyo a Él, te hace audaz, te hace increíblemente fuerte en la fe. Si no tienes fe, es que amas poco; donde hay fe, no hay miedo de nadie para hacerle un bien. Haz un bien, haz el bien allí donde pases, como hizo Jesús, Dios, nacido en Belén.

P. Jesús

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