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17 de marzo de 2016

Jueves 17 de Marzo de 2.016

Evangelio:

San Juan 8, 51-59

“Si alguno guarda mi palabra jamás verá la muerte”

Joh 8:51 Dijo Jesús a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: Si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte».
Joh 8:52 Dijéronle los judíos: «Ahora nos convencemos de que estás endemoniado. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: «Quien guardare mi palabra no gustará la muerte nunca».
Joh 8:53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? Y los profetas murieron. ¿Quién pretendes ser? »
Joh 8:54 Respondió Jesus: «Si Yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís que es vuestro Dios,
Joh 8:55 y no lo conocéis, pero Yo le conozco; y si dijere que no le conozco, sería semejante a vosotros, embustero; mas Yo le conozco y guardo su palabra.
Joh 8:56 Abraham, vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró».
Joh 8:57 Le dijeron entonces los judíos: «¿No tienes aún cincuenta años y has visto a Abraham? »
Joh 8:58 Respondió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham naciese, era Yo».
Joh 8:59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se ocultó y salió del templo.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

“Si alguno guarda mi palabra jamás verá la muerte”

Tú, que tienes tantas ganas de vivir, que te cuidas de tantas maneras la vida, a ti te digo, a ti te recuerdo la Palabra viva de Jesús, de Dios, que dijo; “Si alguno guarda mi palabra, jamás experimentará la muerte”.

La Palabra de Dios, de Jesús, que es Dios, es viva y da vida; y cumplir con todo lo que sugirió Jesús a sus discípulos, esto da vida y vida en abundancia.

Cumplir la palabra de Dios es tener vida, es vivir de una manera verdadera y plena, porque la verdadera vida del hombre, de la persona, es vivir en Gracia de Dios.

Vivir en Gracia de Dios, te salva, te sana, te preserva del mal de la vida, del de después de esta vida, y a cambio, te da felicidad en esta vida y, en la otra, la dicha sin fin en los brazos de María, la Madre de Dios, tu Madre, la mía.

Sé que no quieres morir, te da miedo la muerte; te comprendo, por esto te animo a que guardes, en vida, la Palabra del que murió por todos los hombres, para que se salven, para que te salves, y tu muerte sea para pasar a mejor vida.

Morir, todos mueren, todos van a morir; nadie vive para siempre en esta tierra de pruebas, en este valle de dolor y lágrimas, y en donde sólo la alegría es hacer el bien, ser bueno, amando a Dios sobre todas las cosas y personas, sobre ti mismo; y Dios te llena con su amor; y ese querer amarte a ti mismo-a, por miedo a no ser amado, dejas de tenerlo, porque tienes en ti todo el amor de Dios, de un Dios justo y bueno, de un Dios que vive y que murió por ti, para que tú pudieras, si quieres, vivir eternamente en la dicha de los buenos, del bien, a donde todos pueden acudir; sólo es cuestión de tiempo, que os reencontréis todos los que tanto os amáis.

Acepta la Palabra viva de Jesús, que es Dios y hombre verdadero, que murió en la Cruz, para que tú, viviendo unido a la cruz de tus sufrimientos, vivas la alegría del justo, la alegría del que vive para Dios y con Dios.

¡No estás solo! Dios te Ama.

P. Jesús

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