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15 de diciembre de 2016

Jueves 15 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 7, 24-30

El panegírico del Bautista

Luk 7:24 Cuando se hubieron ido los mensajeros de Juan, comenzó Jesús a decir a la muchedumbre acerca de él: «¿Qué habéis salido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
Luk 7:25 ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido suntuosamente? Los que visten suntuosamente y viven con regalo están en los palacios de los reyes.
Luk 7:26 ¿Qué salisteis, pues, a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os digo, y más que un profeta.
Luk 7:27 Este es aquel de quien está escrito: “He aquí que yo envío delante de tu faz a mi mensajero, que preparará mi camino delante de ti”.
Luk 7:28 Yo os digo, no hay entre los nacidos de mujer profeta más grande que Juan; pero el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él».
Luk 7:29 Todo el pueblo que le escuchó y los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan;
Luk 7:30 pero los fariseos y doctores de la Ley anularon el consejo divino respecto de ellos no haciéndose bautizar por Él.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El panegírico del Bautista

Dios en su verdad, elogió a Juan Bautista, que no iba con reyes, ni usaba de los lujos o placeres de este mundo, sino que era sobrio en todo su proceder, a excepción de su predicación al arrepentimiento. Porque antes, cuando aún Jesucristo no había muerto para la salvación de muchos, se sabía la Ley de Dios, pero los que eran hallados en pecado, eran sentenciados por los hombres, por sus hermanos; no existía el sacramento de la penitencia: ¡lo hecho, hecho estaba!, y se recibía el castigo. Juan el Bautista, introdujo en la sociedad, en las conciencias, el arrepentimiento público ante el Dios del Cielo, que todo lo ve; lo oculto y el escándalo, siempre están ante su presencia. Por esto, Juan el Bautista, por su fe en Dios, pedía a las gentes cambiar de vida, pedir perdón y cambiar de vida por este bautismo en el agua del Jordán, este bautismo de deseo. Así de grande fue el Bautista, que cambió buena parte de la sociedad que quería escucharle, y escuchándole, se llenaban de deseos de ser mejores, de cambiar de vida, y así, cuando luego escuchaban a Jesús, Dios, el Mesías, por haberlos preparado Juan el Bautista, y muchos haberse bautizado, podía su corazón, inclinado al perdón, pedir perdón y ser perdonados por Dios, comprender mejor el mensaje del Mesías, de quién era Dios, que era todo amor, y no un caudillo poderoso, como muchos esperaban que fuera Dios en la tierra. Y, aunque Cristo, Dios, es un poderoso caudillo, no es con la guerra que quiere ganar a su pueblo y darle lo mejor que en esta vida se puede lograr, sino que es precisamente al contrario, cómo habló y nos enseñó Dios mismo, con su mensaje de Amor, de cómo Dios nos ama tanto, de cómo es necesario hacerse uno semejante a Dios en caridad, para poder ser del Pueblo de Dios, del Reino Celestial. Muchas veces, Cristo, puso en sus labios la parábola del rico que se va y deja su hacienda en manos de criados, y envía a sus profetas, a su Hijo, y luego regresa para cerrarlo todo y cumplir la fecha del fin de la Gran Prueba, del Fin del mundo conocido, en este lugar llamado Tierra. Y así es, cómo la ficción de la parábola, es la realidad de la vida. Pero amando uno a sí mismo, más que a los demás, y creyendo falsamente que va a vivir para siempre en esta frágil Tierra, planeta de la órbita solar, no piensa en el mensaje de Juan el Bautista, el de pedir perdón a Dios por sus pecados y cambiar de vida, porque los pecados, el pecado, es el mal funcionamiento de lo que es el hombre, la persona; es no hacer lo correcto, lo que se debe hacer por ser lo mejor para cada persona. El pecado es la falsa ilusión de una vida que no es, y os lo demostraré con el tiempo, a quienes me vais leyendo, porque es largo de contar, es difícil de aceptar para el hombre, que el pecado original lo tiene marcado como res de Satanás, como criatura libre en el reino terrenal, donde Satanás tiene su poder. Aquí, en la “tierra de nadie”, Dios y Satanás, están librando una campaña para que, libremente, cada uno vote y se afilíe al bando que desee: o el bien o el mal, o la libertad o la esclavitud, o la vida eterna feliz, o la muerte del que ya no podrá vivir jamás con Dios, por elegir libremente el pecado, a Satanás.

Fijaos bien, amados de Dios, que el pecado siempre está ligado al mal, a Satanás, a no respetar a los demás, a imponerse a todos por los caprichos de uno, ese egoísmo del “yo quiero eso”, y siempre son cosas o personas, nunca son ganas de poseer lo que otros entregan libremente, por caridad. Quieren los malos, tener, para dominar a otros, para esclavizar a otros, ya sea mintiéndoles, como negándoles la libertad. Muchos disfrutan más de robar que de ganarse lo que quieren; porque se piensan que son más listos, si consiguen las cosas a fuerza de la astucia que creen poseer, y que la practican engañando, mintiendo, calumniando, difamando, apartando así a las personas de su recto juicio, por sus habladurías. Hoy, en la era de la oratoria, donde algunos, muchos, quedan fascinados por las palabras que oyen, se les manipula por las ideas que, como palabras, las hacen entrar en las conciencias por la mente, que percibe todo lo que ve y oye, analiza; pero que, si alguien que se hace el importante, dice que esto es lo que hay, algunos, demasiados, se lo creen; si además, les dan licencias al pecado, ¿por qué ser entero, ser sincero? Para ello se precisa de conocerse a sí mismo; y como por otro lado, se está tan ocupado en saber lo que hacen los demás -qué pocos tienen vida propia- y entonces, en vez de vida de uno, se vive la vida que unos cuantos han programado para todos, como si todos fueran robots programables, y además, con la ventaja de que cada cual “se busque la vida”, y pague por sus propios errores, que los llevan a pecar, por recibir una mala información a través de las palabras oídas. La palabra es uno de los enemigos públicos con más poder para el hombre, para la persona, porque la sóla palabra, la oratoria, te hace imaginar, y al imaginar creas una imagen y, por ser imagen, ya no es sólo una palabra, sino que uno se la representa como una obra, y todos sabemos que las obras arrastran. Estás escuchando la radio, y te cuentan, estás mirando la televisión, y te cuentan, no ves la historia, sino que te la cuentan o te la representan a su manera, enfocando como protagonista, el que desean que imites; no ves unos hechos globales, como se ven en la vida real, que aún no teniendo toda la información personal e íntima de cada uno, cuando uno se relaciona, por sus cinco sentidos, capta la realidad de lo que sucede, sobre todo cuando no le influye a él. Pero, hoy en día, se va perdiendo esta facultad de observar la realidad de otros, o se hace una relación social, siempre por intereses, ya sean privados o de trabajo, o no se fija uno en los demás, si no es para criticarlos, y no para comprenderlos; que, al comprenderlos, se sabría luego qué hacer: o alejarse de ellos, o ayudarlos en la medida de las posibilidades de cada uno. Hoy se vive engañado y engañando; por eso, los matrimonios, y las relaciones o asociaciones, duran tan poco, porque no hay un interés común, sino que todo son intereses particulares y egoístas, que para conseguir sus deseos, se miente, se hace teatro y se pervierte la verdad, falseando, mintiendo, engañando y engañándose; porque servirse uno a sí mismo, no es lo natural del ser humano; porque todos somos hijos de Dios, y deberíamos amar al Padre, de tal modo, que como Jesús, Dios Hijo Jesucristo, le obedeciéramos hasta llegar a la muerte, sea la que fuere, porque la muerte nos lleva a Dios, al Padre Dios, a la resurrección, a la que, por Jesús, que es Dios, hay acceso, si se sabe, si se quiere pedir perdón por los pecados cometidos, por no haber hecho lo que es el deber de cada uno como persona. ¿Qué os parece si un delfín volara porque le apetece irse a la luna?, ¿y si la vegetación sólo quisiera vivir debajo del agua?, ¿o unas cuantas plantas quisieran sembrar las nubes?… ¿En qué lugar estarían las cosas?. ¿Y si un planeta quisiera cambiar su rumbo o velocidad?… Sería el caos. Y el pecado, es el caos para ti. Es importante que sepas quién eres y lo que puedes hacer o no, para ser lo mejor de ti mismo; y en lo mejor de uno mismo, está la felicidad de ser por lo que uno ha sido creado, porque, sin ninguna duda, la felicidad está en la verdad, y la verdad es lo que eres: persona, hijo de Dios, heredero del Cielo; porque aquí todos mueren, incluso Dios, Jesús, murió, porque como bien dijo, su mundo no es de este mundo, como no es el nuestro, aunque estamos viviendo aquí, desterrados, para pasar pruebas, para que tú, ¡tú!, decidas ser lo que eres: una persona humana a la que Dios ama, y quiere que tú, libremente, desees sentir su Amor por ti. ¿Quieres? Entonces, bautízate católico, y pide perdón por tus pecados; por tu mal funcionamiento de antes, cuando aceptaste ser lo que otros dijeron que fueras. ¡Búscate a ti mismo! Tu eres a imagen y semejanza de Dios, pero no eres ningún dios, sino que eres uno más, como todos tus hermanos, que como tú, buscan su identidad, y, si no la hallan, pecan; porque el que sabe quién es, en vez de querer pecar, quiere perfeccionarse, quiere ser santo, para ir al Padre, para amar al Padre y ser amado por Él, por Dios, quien nos creó para eso, para darnos su Amor Verdadero. ¿Lo quieres? Entonces, cambia de vida, aprende el Evangelio de la fe, la fe de que Cristo es el Mesías, es Dios Hijo, Jesús, hijo de María; el Dios que vino a abrirte las puertas del Cielo, allí donde la perfección es posible, por la Gracia de Dios.

¡Vive tu fe! ¡Vive para vivir siempre! Amén.

P. Jesús

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