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13 de diciembre de 2016

Martes 13 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 21, 28-32

¿Quién hace la voluntad de Dios Padre?

Mat 21:28 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y, llegándose al primero, le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña».
Mat 21:29 Él respondió: «No quiero». Pero después se arrepintió y fue.
Mat 21:30 Y llegándose al segundo, le habló del mismo modo, y él respondió: «Voy, señor»; pero no fue.
Mat 21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» Respondiéronle: «El primero». Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las meretrices os preceden en el Reino de Dios.
Mat 21:32 Porque vino Juan a vosotros por el camino de la justicia, y no habéis creído en él, mientras que los publicanos y las meretrices creyeron en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido creyendo en él».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Quién hace la voluntad de Dios Padre?

Las obras son las que declaran si tú eres, o no eres, un buen discípulo de Cristo, el Hijo de Dios, que vino al mundo a salvarte y darte a conocer el Reino de Dios, donde Dios te espera y te quiere allí con Él, para toda la eternidad; pero eres tú y sólo tú, quien decide hacer la voluntad de Dios Padre, que está en las enseñanzas de Dios Hijo, Jesús, el Hijo de Dios y de María Virgen, ¡la llena de Gracia!, la que siempre vela por ti; y te ayuda en todas tus cosas, lo quieras o no, porque Ella, como buena Madre tuya que es, sabe, ve, lo que necesitas para ir al Reino de Dios, y se lo dice a su Hijo, Dios, Jesús; y a ti, te dice que hagas lo que Él, Jesús, Dios, te diga; y ¿qué dijo Cristo?, ¿qué hizo Cristo?, amó a Dios Padre sobre todas las cosas y personas, sobre sí mismo, porque llegó a sufrir y morir por ti, por todos, porque Dios Padre así lo estableció, el que Jesús, Dios, viniera al mundo a salvar al mundo, a redimir al mundo; y Él, Jesús, Dios Hijo, el Hijo de la Virgen María y Dios, cargó con todos los pecados del mundo, sí, también con los tuyos, para que pagando por ellos -y pagó con su pasión y muerte en Cruz- tú, tú, si quieres, y sé que quieres, otro día puedas ir al Cielo eterno, y vivir en el Reino de Dios, PARA SIEMPRE. Pero ahora, tú debes decidir qué quieres; ¿quieres ir al Cielo, y ser por SIEMPRE JAMÁS, feliz allí?; entonces, HAZ TUS OBRAS, esas obras que demuestren que quieres.

Hay quien, de palabra, dice querer ir al Cielo, pero no hace obras para demostrar que hace la voluntad del Padre; peca y no se confiesa bien, o no se confiesa; comulga, sin confesarse por lo menos, una vez al año, como pide la Santa Madre Iglesia, instituída por Cristo, Dios Hijo, el que dio las llaves del Cielo a San Pedro, el primer Papa. La voluntad del Padre, se hace sabiendo la Palabra que Cristo pronunció y está en los Evangelios, y siguiéndola, amando a todos, y a Dios sobre todas las cosas, y renunciando al mal, al pecado, apartándose de las ocasiones de pecar, ¡que hay muchas cada día!; incluso hay que luchar contra los malos pensamientos, de desánimo, que te apartan de la fe; uno tiene que mantenerse en plenas facultades, para hacer el bien; y para hacer el bien, hay que amar a todos, perdonar a todos, como hizo Jesús, ¡el Rey!, Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios y de la Virgen María.

Y hay quien dice, que no quiere hacer la voluntad del Padre, pero luego reflexiona y la hace, la hace de corazón y con sus obras buenas a todos, a todo, por amor a Dios, por CARIDAD, cumpliendo los mandamientos de la Ley de Dios y usando de los sacramentos, la oración, y apartándose de la mala tentación; éste proclama con su vida, que hace la voluntad de Dios Padre.

¡Aleluya, hermanos en la fe!

Pax.

P. Jesús

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