Saltar al contenido

12 de noviembre de 2017

Domingo 12 de Noviembre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 25, 1-13

Toma tu lámpara y espera

Mat 25:1 Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo.
Mat 25:2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes;
Mat 25:3 las necias, al tomar las lámparas, no tomaron consigo aceite,
Mat 25:4 mientras que las prudentes tomaron aceite en las alcuzas juntamente con sus lámparas.
Mat 25:5 Como el esposo tardaba, se adormilaron y durmieron.
Mat 25:6 A la medianoche se oyó un clamoreo: «Ahí está el esposo; salid a su encuentro».
Mat 25:7 Se despertaron entonces todas las vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Mat 25:8 Las necias dijeron a las prudentes: «Dadnos aceite del vuestro, porque se nos apagan las lámparas».
Mat 25:9 Pero las prudentes respondieron: «No, porque podría ser que no bastase para nosotras y vosotras; id más bien a la tienda y compradlo».
Mat 25:10 Pero, mientras fueron a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban prontas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta.
Mat 25:11 Llegaron más tarde las otras vírgenes, diciendo: «Señor, señor, ábrenos».
Mat 25:12 Pero él respondió: «En verdad os digo que no os conozco».
Mat 25:13 Velad, pues que no sabéis el día ni la hora».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Toma tu lámpara y espera

¡Cuántos son hombres y mujeres de acción!, y pocos saben prepararse y esperar.

Muchos quieren una misión para cumplir, ¡ya!

Pocos se preparan para su misión.

Esas lámparas sin aceite…

No todo es consagrarse a Dios Padre y a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, luego hay que procurarse aceite para la lámpara, para que el Señor, cuando te necesite, te encuentre con ella encendida, porque vendrá a buscar tu ayuda en el momento menos pensado, fuera de todo pronóstico; y tú, ¿tendrás aceite?

Prepárate, porque Dios vendrá para que le ayudes con tu santidad. Eso es, eso es de lo que va realmente la consagración, de ser santo, de vivir pensando en Dios.

¿Haces tú esto?… Debes de hacerlo si eres consagrado; debes estar pendiente de observar dónde te pueden necesitar; no tienes que esperar a que alguien te lo diga, porque Dios Espíritu Santo también está en ti; ¿no eres bautizado?, pues… ¿no te has confesado?… pues… a ti es a quién Dios Espíritu Santo espera que hagas lo que has prometido al consagrarte a Dios Uno y Trino; espera que te unas a Él, a Dios Espíritu Santo, que le reces, que busques su ayuda y consejo, porque eso se hace rezando, y Dios te contesta obrando con la Divina Providencia.

Observa, y dime, ¿a quién puedes servir en nombre de Dios? Nada de hacer nada en tu nombre, todo es hacerlo como empleado de Dios, porque el consagrado se ha empleado, ha cogido un empleo extra, para dar a Dios lo que es de Dios, dando a los demás las obras de su caridad. Y no me digas que no tienes tiempo, porque, ¿no vives?, ¿no estás con vida?, aunque estés enfermo; entonces, si vives, tienes tiempo; aprovéchalo para hacer algo más de lo que es tu deber; debes de rendir por tres, por Dios Padre, por Dios Hijo, por Dios Espíritu Santo, ¡ya ves!, ¡son tres!

Confía en Dios, que te mostrará el camino, y será, de seguro, un camino que deberás seguirlo con tu bondad; ¡nada de pecar!, porque no puedes hacer el mal, ni por el bien, y menos, por el Sumo Bien. Si vas a servir a Dios, ¡que lo sepas!, todo tiene que ser bueno, hacer el bien y con bien; eso sí, sufriendo, que esto es otra cosa; no es lo mismo hacer el bien, que sufrir viviendo. Ya te lo contaré…

P. Jesús

© copyright