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11 de septiembre de 2016

Domingo 11 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 15, 1-10

La oveja perdida

Luk 15:1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,
Luk 15:2 y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos».
Luk 15:3 Propúsoles Jesús esta parábola, diciendo:
Luk 15:4 «¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto y vaya en busca de la perdida hasta que la halle?
Luk 15:5 Y, una vez hallada, la pone alegre sobre sus hombros,
Luk 15:6 y, vuelto a casa, convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: «Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida».
Luk 15:7 Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia.
Luk 15:8 ¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si pierde una, no enciende la luz, barre la casa y busca cuidadosamente hasta hallarla?
Luk 15:9 Y, una vez hallada, convoca a las amigas y vecinas, diciendo: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma, que había perdido».
Luk 15:10 Tal os digo que será la alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La oveja perdida

No te atreves, lo sé, no te atreves a ser pastor de las ovejas perdidas, porque tu fe es débil, porque no amas a los que se han perdido, como deberías amarlos; les tienes miedo, y prefieres no verlo, quieres imaginarte que hacen lo correcto, cuando sabes que pecan, que van contra la voluntad de Dios. Pero un pastor, un hermano mayor, enseña y regaña con cariño, con la pena de ver a un ser querido perdido.

No todos sirven para ir en busca de la oveja perdida. La mayoría de las veces, no hay pastor, todo son ovejas perdidas, porque está perdido también, el que no enseña el camino.

Por ese mal entendido amor, se calla.

Por esa falta de fe verdadera, se acepta todo, con tal de no discutir con nadie, de no imponerse.

La misma Verdad se impone, la Verdad dicta una manera real de hacer las cosas.

El pastor sabe el camino, y conoce donde está la Verdad, por eso es pastor, por eso las ovejas le siguen, porque saben dónde va, qué camino seguir, qué conducta vivir, qué comida comer para crecer.

Tú, como no sabes, dejas que la oveja siga perdida, le sigues sus “gracias”, riendo sus fechorías, porque no sabes imponerte y decirle con tus obras de fe, que no se puede reír de hacer el mal.

Hay pocos, muy pocos, que tienen autoridad moral, hoy en día, porque son pasto del que dirá la mayoría, y la democracia está sustituyendo a la Verdad. No, tampoco creo en la dictadura; como dice el personaje de Tomás Moro, en la película de la vida del santo, yo creo que se podría intentar vivir siguiendo el decálogo de la Ley de Dios, basado todo en el amor, en la Verdad, en el servicio a los demás, por caridad. Pero, ¿están preparadas las personas para no hacer a los demás lo que no quieren que les hagan a ellos mismos? ¡Hay tanto egoísmo! Por eso se han perdido. 

Ir en busca de la oveja perdida, implica conocer el Camino, vivir la Verdad con la máxima caridad.

No todos están preparados para consolar al que llora.

No todos sirven para pastor, pero sí que todos pueden ser pastores, si dejan que Dios les de su Amor, e imitan a Cristo.

Tú, tú puedes y debes ir en busca de la oveja perdida, pero necesitas antes, encontrarte tú primero con Dios, y dejar que Él te ame, que de Él aprendas el Camino, la Verdad y la Vida.

Sigue a Cristo y vivirás.

P. Jesús

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